enero 18, 2022
Representa las 2/3 partes del peso corporal, pero a medida que envejecemos, esta proporción va disminuyendo, pasando a ser del 80% del peso corporal en niños, hasta el 60% en hombres y 50% en mujeres de edad avanzada ya que, a nivel fisiológico, el envejecimiento conlleva la pérdida progresiva de masa magra, disminuyendo el tejido muscular y aumentando el tejido adiposo (El tejido muscular está formado en un 70% por agua y el tejido grasa en un 10%). Además, se produce un cambio en la distribución de la grasa de manera que ésta tiende a depositarse en la zona abdominal, alrededor de las vísceras, disminuyendo la grasa subcutánea. Este cambio de composición corporal conlleva una disminución de la tasa de metabolismo basal y esto sumado al descenso de la actividad física conduce a una disminución del gasto energético total. Por tanto, la dieta de las personas mayores debe aportar menos calorías para evitar sobrepeso u obesidad.
Los requerimientos de agua varían de persona a persona en función de la composición corporal, actividad física, condición clínica, condiciones ambientales, sexo, patrón dietético…
Y es cierto, que, en personas sanas, un consumo deficiente de líquidos no conlleva un riesgo inmediato de salud, debido a que tenemos mecanismos compensatorios que permiten un amplio margen de ingestión, aunque poco a poco sí se va generando una deshidratación crónica que altera la homeostasis del cuerpo, no es de gratis. Pero las personas mayores son mucho más sensibles a esta deshidratación, pudiendo ocasionar desde caídas, desorientación, confusión mental…
Una buena hidratación es fundamental en todas las edades, pero en la tercera edad se producen algunos cambios que hacen que exista un mayor riesgo de deshidratación.
No cabe duda de que una alimentación completa y equilibrada es fundamental para mantener la salud y prevenir enfermedades. Y como muchas veces, el protagonismo que se le da al agua cuando hablamos de nutrición, es escaso. Pero es un nutriente igual o más importante, sin valor calórico, pero con aporte de micronutrientes, como los minerales (calcio, fósforo, magnesio y flúor) y de electrolitos (sodio, potasio y cloro) que son esenciales para un correcto funcionamiento del organismo.
Es importante que conozcamos los síntomas que puede presentar el anciano antes una deshidratación para que prestemos atención a ellos. Oliguria, disminuye la frecuencia y cantidad de orina:
LOS TIPS PARA CONSEGUIR UNA MEJOR HIDRATACIÓN EN PERSONAS DE EDAD AVANZADA
BIBLIOGRAFÍA
https://www.renc.es/imagenes/auxiliar/files/RENC_2019_2_02._A_Bayarri._Hidratacion_en_mayores_no_institucionalizados.pdf
RAQUEL SAN MILLÁN
COL MAD00935
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