octubre 31, 2022
Todos sabemos las muchas propiedades beneficiosas que tienen las frutas para nuestra salud. De hecho, un popular refrán inglés lo advierte: “An Apple a day keeps the doctor away”, o lo que es lo mismo: una manzana te mantiene lejos del doctor. Pero, además de todos sus minerales, vitaminas, antioxidantes, entre otras muchas propiedades, ¿es posible reducir los niveles de colesterol con su consumo?
Un estudio publicado por la The American Journal of Clinical Nutrition sugiere que el consumo diario de 2 manzanas tiene efectos significativos en el colesterol. La manzana, además de ser una fuente importante de ácidos orgánicos únicos, de fibra soluble de alta calidad, o de taninos, gracias a los flavonoides, puede ayudarnos a mantener a raya el temido colesterol “malo”, evitando que se asiente en las arterias desembocando en enfermedades coronarias.
Pero ¿todo el colesterol es “malo”? ¿Solo la manzana nos puede ayudar a reducirlo? Vayamos por partes.
Empecemos por el principio. El colesterol es uno de los lípidos o grasas más importantes de nuestro cuerpo ya que entre sus funciones fundamentales encontramos su contribución para formación de las membranas de nuestros órganos o de los ácidos biliares, imprescindibles para la digestión, entre otros cometidos, además de ayudar a la síntesis de vitamina D y otras sustancias. Casi todo el que tenemos en nuestro cuerpo lo produce nuestro hígado de manera natural. Niveles óptimos de colesterol, se traducen en bienestar y equilibrio interior.
Es importante señalar, que nuestro cuerpo por si solo es capaz de producir el colesterol necesario para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, pero éste también está presente en los alimentos que ingerimos. Y es en este punto donde debemos buscar un correcto equilibrio.
Todos hemos escuchado hablar popularmente del colesterol “bueno” y “malo”. Para distinguirlos, es importante saber que el colesterol se transporta a través del torrente sanguíneo, desde el intestino o el hígado hasta los órganos, unido a las lipoproteínas, compuestas por cantidades variables en colesterol, proteínas y triglicéridos.
En función de la proporción de estos nos encontramos con las lipoproteínas de baja intensidad (LDL), asociadas al colesterol “malo” ya que favorecen la acumulación de la placa en las arterias, restringiendo el flujo sanguíneo, y las de alta intensidad (HDL), que cumplen con una misión fundamental para transportar el exceso de colesterol hasta el hígado para destruirlo. En resumen, mejor cuanto menor nivel de LDL y un mayor nivel de HDL, sinónimo de buena salud.
¿Y cómo afecta la alimentación en todo esto? Pues mucho y, de hecho, la nutrición es el primer paso para rebajar los niveles de LDL antes de recurrir a la medicación. Aunque, por supuesto, siempre es imprescindible la supervisión y el control médico.
Además, perder peso, realizar ejercicio regularmente, evitar el consumo de azúcares añadidos, o bebidas alcohólicas, pueden ayudarnos a mantener este sutil equilibrio.
Y por supuesto, recurrir a la sabía naturaleza, en el mundo vegetal encontramos ese equilibrio: las frutas y verduras son incomparables “remedios naturales” que también pueden ayudarnos a controlar el colesterol:
Estos son solo algunos de los ejemplos los grandes antídotos que encontramos en la naturaleza para controlar nuestros niveles de colesterol. De nuestra parte queda, ser regulares, tener constancia, mantener una dieta equilibrada, optar por alimentos y bebidas sin azúcares añadidos y/o alternativas favorezcan los ingredientes naturales y saludables.
Como RAW, que mantiene todos los beneficios y propiedades de las frutas, como las fresas, naranja, arándanos o mango, ayudándonos a mantener a raya el LDL. ¿Todavía necesitas más razones para convertiré en FruitLover?
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