agosto 26, 2022 1 Comentario
Hace unas semanas un joven de 21 años acudió a un hospital en Inglaterra con dificultades para respirar, según informa British Medial Journal. El chico acabó ingresado en la UCI durante 58 días por una insuficiencia cardíaca grave e insuficiencia renal. No tenía antecedentes familiares, ni en su historial clínico había datos significativos. Pero algo alarmó al personal médico: el joven ingería diariamente hasta 4 latas de bebidas energéticas de 500 ml desde hacía dos años. ¡Más de 730 litros al año!
Lamentablemente, no es un caso aislado. La OMS ha alertado de que el consumo excesivo de energéticas se ha convertido ya en un problema de salud pública, especialmente entre los más jóvenes. Sigue leyendo si todavía crees que estas bebidas “te dan fuerzas para volar” …
¿Qué es una bebida energética?
En primer lugar, empecemos por definir que es una energética. Se trata de bebidas sin alcohol, cuyo componente clave es la cafeína, un estimulante de nuestro sistema nervioso que nos mantiene alerta. La cantidad de cafeína varía en 80 y 500 mg por lata, dependiendo del producto. Para hacernos una idea, una taza de café convencional contiene aproximadamente 90 mg de cafeína.
Existen gran variedad de bebidas energéticas con diferentes combinaciones, pero sus componentes más comunes son: azúcar y sustancias como vitaminas del grupo B, ginseng, guaraná o taurina. Aunque podemos encontrar versiones light en las que el azúcar es sustituido por edulcorante.
Los formatos mas habituales son de 250 ml o 500 ml, hasta de 1 litro, por lo que, atendiendo a los parámetros generales, ingerir una bebida energética equivale a beber entre 2 y 3 tazas de café. Respecto al azúcar, beber una lata, sin versión light, equivale a zamparse un paquete entero de galletas de mantequilla o engullir de una sentada 8 yogures de chocolate.
Hasta aquí, podemos deducir, que el consumo ocasional y controlado de estas bebidas no implica una amenaza grave para nuestra salud. El problema es que su consumo no es tan “residual”, sobre todo entre los más jóvenes:
Entre las razones que explican este consumo se encuentra la promesa de mejorar el rendimiento deportivo, mantenerse despierto o incluso perder peso, en muchas ocasiones impulsado por una publicidad engañosa que vincula estos productos al deporte y el riesgo. Lo paradójico: ninguno uno de estos beneficios se ha probado científicamente, pero sí hay constancia de sus riesgos. De hecho, la Asociación Americana del Corazón señala que las visitas a Urgencias directamente relacionadas con el consumo de bebidas energéticas se han duplicado de 10.068 casos en 2007 a los 20.783 en 2011.
¿Cuáles son sus principales efectos adversos para el corazón? A pesar de que la cafeína es el psico-estimulante más extendido del mundo, su consumo excesivo tiene efectos secundarios como nerviosismo, taquicardias, insomnio, dolor de cabeza o náuseas. Pero el problema con la cafeína no acaba aquí, este componente sumado a los efectos de otros ingredientes como la taurina o el azúcar, puede provocar contracciones en el corazón, induciendo una elevación de la presión arterial, arritmias o palpitaciones. Más información sobre estos estudios. Un estudio de la Asociación Americana del Corazón lo deja muy claro: una hora después beber unos 28 gr de bebida energética se produce una actividad eléctrica anormal de corazón y una presión arterial más alta.
Con esta información, el éxito de estas bebidas es alarmante, pero todavía lo es más si atendemos al momento de su consumo, asociado absurdamente al deporte. Estas bebidas nada tienen que ver con las isotónicas, que realmente están diseñadas para ofrecer una hidratación funcional y ayudarnos a recuperar electrolitos después de hacer deporte. Al contrario: las energéticas, debido a su alto componente en cafeína, tienen efectos diuréticos, además de un impacto directo en nuestro sistema coronario. Y lo mismo antes de hacer ejercicio: la interacción entre la cafeína y otros ingredientes puede dificultar que las arterias se dilaten convenientemente para realizar la práctica deportiva.
Las noticias que abren este artículo son muy preocupantes, pero los datos contrastados por las autoridades sanitarias lo son aún más. En RAW queremos concienciar de los peligros que conlleva el consumo irresponsable de bebidas energéticas, que debido a los altos niveles de azúcar y cafeína las convierten en una amenaza para la salud de nuestro corazón, entre otros muchos efectos.
Ni las bebidas energéticas son saludables, ni son compatibles con los valores deportivos y, mucho menos, nos dan alas para volar.
RAQUEL SAN MILLÁN
COL MAD00935
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Lorena
mayo 14, 2021
Muy interesante, gracias por el contenido :)