marzo 08, 2022
En la población desde mi punto de vista hay 4 rangos de edad que marcan mucho nuestros comportamientos.
Pero entonces ¿te sientes bien cuando comes y bebes cosas que no son tan sanas? O sino, ¿Por qué somos tan “bobos” de elegir esos alimentos en lugar de otros más sanos? Esto ocurre por el sistema de recompensa, que es un conjunto de mecanismos realizados por el encéfalo, que permiten que asociemos ciertas situaciones a una sensación de placer (por la liberación de dopamina).
De este modo a partir de esas sensaciones, tendemos a intentar que esas situaciones que nos han generado placer vuelvan a producirse. Y gracias a los avances de la industria alimentaria y publicitaria, el aumento de los niveles de estrés, nuestra pésima forma de gestionar emociones, entre muchos otros factores…de ahí sacamos que nuestro cerebro decida que quiere comer para un determinado sentimiento (tristeza, aburrimiento, estrés.) generando placer a través de alimentos o acciones que proporcionen esa dopamina.
La dopamina (que es un neurotransmisor) se produce por el mero hecho de comer o incluso pensar en alimentos muy apetecibles (grasas, dulces…), que producen un aumento muy exagerado de este neurotransmisor, y por eso hay ciertos alimentos o costumbres que pensamos que nos ayudan a relajarnos, pero a su vez provocan que tengas más ganas de comerlos, y este placer es momentáneo porque luego pueden venir otros pensamientos (culpa, enfado…) y entramos en un círculo vicioso, porque las emociones que han desencadenado esto, permanecen.
Sentir placer al comer, es normal, pero cuando esas emociones toman el control de tus acciones, no está tan bien.
¿Qué podemos hacer para cambiar esto?
No es fácil desprenderse de los patrones de comer emocionalmente, por eso lo mejor es empezar desde bien pequeños a no relacionar una cosa con la otra, pero sí es posible. Lo primero que tenemos que hacer es ser consciente de lo que está ocurriendo.
Por ejemplo, ¿nos paramos a pensar cuando vamos a comer, si tenemos hambre real? Porque puede ser emocional. Alguna de las diferencias claves para identificarlo son:
Con el hambre física:
En cambio, el hambre emocional:
Se me viene a la cabeza una frase, “ME URGE UNA COPA DE VINO AHORA MISMO”, cuando estamos estresados o quieres pensar en otra cosa. Y la verdad, que ni te urge, ni te va a vaciar la bandeja de entrada de tu correo, pero es a lo que nos hemos acostumbrado o mal acostumbrado.
Mi reflexión de hoy viene a que si a las nuevas generaciones, les inculcamos otra relación con la comida y bebida, podemos llegar a cambiar este círculo que se vuelve totalmente vicioso.
Referencias
https://kidshealth.org/es/teens/emotional-eating.html#catproblems
Grace AA, Stan BF, Goto Y, Lodge DJ. Regulation of firing of dopaminergic neurons and control of goal-directed behaviors. Trends Neurosci. 2007; 30: 220-227
Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/17400299/
RAQUEL SAN MILLÁN
Nutricionista
COL MAD00935
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