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El efecto rebote hace referencia a cuando bajas de peso siguiendo un determinado plan de alimentación, y al dejar ese plan o forma de comer, tiendes a recuperar todo el peso perdido o incluso más.
Esto genera frustración y muchas veces, las personas que lo sufren, hasta vuelven a la misma dieta estricta.
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Tenemos que entender que la comida es energía, es la gasolina de nuestro cuerpo. La palabra calorías muchas veces la asociamos a algo malo, y no es así.
¿Cómo funciona nuestro cuerpo? Cuando el cuerpo recibe pocas calorías al día, éste entra en una etapa de reserva, se activan los mecanismos de defensa porque no está recibiendo suficiente energía.
Normalmente cuando empiezas la dieta, estás feliz porque estás viendo cambios, la primera semana te quedas satisfecho, o al menos te intentas convencer de ello. Pero… en la tercera o cuarta semana, empieza a ser cada vez más difícil apegarte al plan, te empiezan a dar más antojos, debes tener más fuerza de voluntad, y esto, acaba llevándonos al ciclo de las dietas, de me cuido de lunes a viernes, y el fin de semana me como todo lo que no me he comido entre semana, porque mi cuerpo me lo está pidiendo.
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Una mala noticia para todos, que no quiere decir que sea una opción correcta. Al cuerpo no le gusta perder grasa, porque el cuerpo con grasa está más cómodo y asegura que tus músculos, y órganos funcionen si tu no le das comida. Cuando dejas la dieta después de un mes, además de tener hambre, el cuerpo que se ha adaptado a la nueva situación metabólica, ahora le sobran más calorías que no gasta y almacena más calorías que antes, en forma de grasa. Ahí es cuando viene el efecto rebote.
También es muy importante saber que, con los carbohidratos, bien sean de fuente de fruta o fuente de cereal, por cada gramo de carbohidrato que se almacene como glucógeno, el cuerpo retiene 3g de agua. Esto es importante saberlo para entender por qué con dietas restringidas en carbohidratos, las primeras semanas se baja tanto, y luego se baja de forma más paulatina y también entender por qué a veces los fines de semana, según tú te portaste de maravilla, pero subiste, y es que es muy probable que sí te hayas portado fenomenal, pero simplemente estás almacenando más agua que acompaña a ese glucógeno extra que guardaste el fin de semana.
Entonces, ¿Qué podemos hacer para evitar ver el efecto rebote? Pues evitar a toda costa las dietas restrictivas. La pérdida de peso es un proceso en el que tenemos que ser pacientes y constantes. Está claro que para perder peso necesitamos que haya un déficit calórico, y que la ingesta calórica que comamos provenga de alimentos que nos nutran, de origen natural, que podamos absorber correctamente y lleguen a nuestras células para alimentar a nuestro cuerpo.
Otra parte importante es aprender a percibir la sensación de saciedad cuando comemos, para parar cuando lo estemos. Y por el ritmo de vida que llevamos, muchas veces esto pasa totalmente desapercibido. Todo cambia cuando le damos al cuerpo las calorías necesarias o incluso el déficit calórico necesario también.
Es muy importante a la hora de planificar un plan de pérdida de peso, estar atentos a la sensación que tenemos con la comida y con el momento de comer. Porque esto es lo que va a hacer que un plan sea sostenible en el tiempo o no. Y cuando le damos a nuestro cuerpo la energía que necesita, y un día comes un poco más porque es lo más normal del mundo, tu cuerpo sabe qué hacer con ella, y no la guarda como si se sintiera en restricción fuerte.
Un consejo muy importante para evitar esto, es querer y saber que quieres llevar un estilo de vida y de alimentación saludable y para ello lo primero es olvidarse de la palabra “dieta” porque esto no es temporal, es un estilo de vida a largo plazo que será lo que cuide y mantenga tu peso. En un plan de reducción de peso, es muy importante no pasar hambre y disfrutar de lo que estás comiendo, porque si no, esto a largo plazo hará que tengas una tasa de abandono bastante alta.
Una buena alimentación, no evita que tengas vida social. Lo importante es disfrutar de los momentos que rodean a la comida, sabiendo que, si te sales un poco de tu rutina, al día siguiente puedes volver, y que lo que importa es lo que se hace de forma constante y no lo que haces esporádicamente.
Otra clave es ir actualizando poco a poco los planes de alimentación, a medida que vamos aproximándonos al peso objetivo.
Luego no hay que tener miedo al efecto rebote, siempre y cuando, estés convencido de que cuando inicies un plan de pérdida de peso, sepas que realmente estas cambiando de estilo de alimentación en primer lugar por salud y siempre dejando en un segundo lugar, a la estética.
BIBLIOGRAFÍA
RAQUEL SAN MILLÁN
Nutricionista
COL MAD00935
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