mayo 31, 2022
Hay mucha controversia. Pero casi todas, están ligadas a los ingredientes artificiales que usan muchas y a las cantidades muy elevadas que tienen de azúcares.
Ojo, la carga elevada de azúcares en muchos casos es indicado, pero se debe saber cuándo recomendarse, porque en caso contrario, puede entorpecer los resultados buscados además de generar malestar estomacal.
Los edulcorantes artificiales y polialcoholes son químicos que nuestro cuerpo no reconoce de forma natural y no los metaboliza, llegando a alterar nuestro microbiota, causando distensión abdominal, inflamación crónica, gases, diarrea y hasta vómito. Por eso es súper importante leer la información nutrimental de lo que llevas a tu despensa. Nosotros en nuestras bebidas usamos para endulzar Stevia (que es una hoja natural que aporta sabor dulce) y zumo de agave también de origen natural y ecológico.
De hecho, las bebidas isotónicas lo que buscan es una absorción rápida, sin apenas esfuerzo en la digestión (gracias a la concentración de solutos similar a la sangre) para reponer niveles hídricos y retrasar así la aparición de fatiga y reponer minerales catalizadores de reacciones energéticas y de síntesis. Cuando perdemos líquidos, la sangre se vuelve más espesa, y el transporte de nutrientes y oxígeno a las células cada vez se hace más difícil llegando a incapacitar la contracción muscular, el flujo de ATP y reduciendo la capacidad para eliminar el ácido láctico del músculo. Todo esto acaba provocando la fatiga muscular que podría llegar a retrasarse con una correcta hidratación a tiempo.
La temperatura ambiente, la humedad relativa, la intensidad del ejercicio y la duración de éste, son factores que marcan directamente el ritmo de deshidratación. Como deshidratación me refiero a la pérdida de líquido intracelular, ya que ésta es la principal forma de deshidratación inducida por la sudoración.
Debido a que el sudor es hipotónico con relación a la sangre, las pérdidas de sudor aumentan la osmolalidad del plasma, disminuyendo el volumen sanguíneo (Sawka, 1992). Los cambios de volumen celular se detectan por osmorreceptores que detectan las variaciones y mandan señales eléctricas hacia el hipotálamo. Estos sensores de volumen causan desplazamientos de partículas osmóticas a través de la membrana. Durante la deshidratación celular los osmorreceptores cerebrales y periféricos ayudan al mantenimiento del balance hídrico.
Los mecanismos propuestos para los efectos adversos de la deshidratación sobre el daño muscular inducido por el ejercicio son alteraciones en el volumen celular y el flujo de iones, disrupción de la membrana celular, deterioro de los movimientos de extensión y contracción, disminución del flujo sanguíneo al músculo esquelético, modificación de las propiedades de los glóbulos rojos y/o intensificación de la señalización desadaptativa.
La deshidratación durante el ejercicio puede no solo dificultar el rendimiento de éste, sino también retrasar la recuperación de una sesión previa de ejercicio. La recuperación también está influenciada por la cantidad de daño muscular inducido por el ejercicio que ocurre cuando se perturban las propiedades estructurales y funcionales (es decir, contráctiles) del músculo esquelético. Y la recuperación es un componente crítico del rendimiento deportivo. Pero la pérdida directa de fuerza sigue un curso de tiempo más inmediato y tiene un patrón temporal diferente que los biomarcadores medidos comúnmente (por ej., CK, lactato deshidrogenasa, transaminasa glutámica-oxaloacética, fragmentos de cadena pesada de miosina lenta, y mioglobina).
BIBLIOGRAFÍA
Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19344695/
RAQUEL SAN MILLÁN
COL MAD00935
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